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jueves, 19 de septiembre de 2013

Como muere o desaparece la dinastia Egipcia

Período helenístico de Egipto

Período helenístico (o alejandrino) es un término acuñado a mediados del siglo XIX por el historiador alemán Johann Gustav Droysen para designar el período histórico comprendido entre la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y la de Cleopatra y Marco Antonio tras su derrota en la Batalla de Accio (30 a. C.).
El ámbito geográfico en el que se desarrolló el período helenístico comprende el extenso territorio conquistado por Alejandro Magno, que a su muerte se fragmentó en diversas entidades políticas regidas por dinastías de origen griego o macedónico.
En el Antiguo Egipto, en esta etapa histórica, que sucede al llamado Periodo tardío, reinaron dos dinastías de origen helénico: la Macedónica (332 a. C. a 309 a. C.) y la Ptolemaica (305 a. C. a 30 a. C.)


Algunos historiadores denominan período Greco-romano de Egipto a la época que transcurre desde la entrada de Alejandro Magno en el país hasta las últimas fases de la dominación romana de Egipto, que concluye tras la muerte de Teodosio I el Grande.

Alejandro Magno

(Alejandro III) Rey de Macedonia (Pella, Macedonia, 356 - Babilonia, 323 a. C.). Sucedió muy joven a su padre, Filipo II, asesinado en el 336 a. C. Éste le había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual.

Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para rebelarse. Y enseguida -en el 334- lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos -bajo el liderazgo de Macedonia- contra los persas.






Con un ejército pequeño (unos 30.000 infantes y 5.000 jinetes), Alejandro Magno se impuso invariablemente sobre sus enemigos, merced a su excelente organización y adiestramiento, así como al valor y al genio estratégico que demostró; las innovaciones militares introducidas por Filipo (como la táctica de la línea oblicua) suministraban ventajas adicionales.

Alejandro recorrió victorioso el Asia Menor (batalla de Gránico, 334), Siria (Issos, 333), Fenicia (asedio de Tiro, 332), Egipto y Mesopotamia (Gaugamela, 331), hasta tomar las capitales persas de Susa (331) y Persépolis (330). Asesinado Darío III, el último emperador Aqueménida, por uno de sus sátrapas (Bessos) para evitar que se rindiera, éste continuó la resistencia contra Alejandro en el Irán oriental.

Una vez conquistada la capital de los persas, Alejandro licenció a las tropas griegas que le habían acompañado durante la campaña y se hizo proclamar emperador ocupando el puesto de los Aqueménidas. Enseguida lanzó nuevas campañas de conquista hacia el este: derrotó y dio muerte a Bessos y sometió Partia, Aria, Drangiana, Aracosia, Bactriana y Sogdiana. Dueño del Asia central y del actual Afganistán, se lanzó a conquistar la India (327-325), albergando ya un proyecto de dominación mundial. Aunque incorporó la parte occidental de la India (vasallaje del rey Poros), hubo de renunciar a continuar avanzando hacia el este por el amotinamiento de sus tropas, agotadas por tan larga sucesión de conquistas y batallas.

Con la conquista del Imperio Persa, Alejandro descubrió el grado de civilización de los orientales, a los que antes había tenido por bárbaros. Concibió entonces la idea de unificar a los griegos con los persas en un único imperio en el que convivieran bajo una cultura de síntesis (año 324). Para ello integró un gran contingente de soldados persas en su ejército, organizó en Susa la «boda de Oriente con Occidente» (matrimonio simultáneo de miles de macedonios con mujeres persas) y él mismo se casó con dos princesas orientales: una princesa de Sogdiana y la hija de Darío III.




Egipto Ptolemaico

Alejandro hubo de decidir entonces entre dirigirse al centro del Imperio persa o proseguir hacia el sur. Parece ser que una delegación de notables egipcios le pidió que les liberara del yugo persa, y esto le decantó por la segunda opción. La siguiente victoria en Gaza (332 a. C.), ciudad rebelde como Tiro, le abrió las puertas de la hasta entonces satrapía persa de Egipto.
Entró en Menfis aclamado como un libertador, pues la última dominación persa fue para los egipcios sumamente represiva y sacrílega. Alejandro quiso mantener esta primera impresión favorable, que además le convenía, y respetó la religión y costumbres locales. Fue proclamado faraón, lo que le confería rango de divinidad de acuerdo con la tradición egipcia.
En el oeste del delta del Nilo, junto a un poblado llamado Rakotis, mandó construir la futura ciudad de Alejandría, proyectada por Dinócrates de Rodas siguiendo el modelo de trazado en cuadrícula clásico griego. Esta ciudad acabó teniendo gran importancia política y económica en Egipto y el Mediterráneo oriental, pues asumió las funciones comerciales de Naucratis y la destruida Tiro y su situación costera hizo de ella un punto clave de las rutas mercantiles marítimas.

A continuación Alejandro viajó al oasis de Siwa para realizar su consagración como faraón, siguiendo los tradicionales rituales egipcios en un templo de Amón. Este dios se identificó con Zeus, consolidando una equiparación que hicieron los griegos por primera vez durante la Dinastía XI.
Tras regresar de Siwa Alejandro permaneció en Menfis hasta 331 a. C. organizando administrativamente Egipto. Puso a egipcios nativos en la mayoría de cargos políticos pero a un griego, Cleómenes de Naucratis, al frente de las finanzas. Después partió a la conquista del resto del Imperio persa. Ya nunca regresaría a Egipto.

Cleómenes, quien teóricamente sólo era un nomarca, en la práctica fue el auténtico gobernante de Egipto, pues tenía facultad para imponer y recaudar impuestos en todos los nomos del país. A pesar de que se le acusó de excesiva rapacidad, Egipto prosperó durante su gobierno, teniendo en cuenta la desastrosa situación del país bajo el anterior dominio persa. Además, fue nombrado expresamente por Alejandro responsable de la edificación de Alejandría, ciudad que creció rápidamente en detrimento de las antiguas capitales Menfis y Tebas.

Alejandro murió en 323 a. C. sin herederos directos. Desde entonces hasta 305 a. C. distintos territorios del Imperio fueron gobernados en calidad de sátrapas por sus generales (los llamados diádocos), que durante este tiempo mantuvieron diversos enfrentamientos territoriales y políticos entre ellos. Mientras tanto existía una unidad (tan sólo nominal) del Imperio bajo Filipo III Arrideo (hermanastro de Alejandro) y Alejandro IV (hijo póstumo de Alejandro y Roxana).
Pérdicas efectuó el primer reparto del Imperio entre los diádocos en 323 a. C. A Ptolomeo, el hijo de un noble macedonio llamado Lago, le correspondió Egipto, y allá llevó el cuerpo de Alejandro para momificarlo.

Primero como gobernador y después como rey, Ptolomeo rigió Egipto hasta su muerte, y tras ella todos sus sucesores varones en el trono adoptaron también el nombre de Ptolomeo. Por ello esta dinastía fundada por él, la última del Egipto independiente, se conoce como Ptolemaica o Lágida (por el apellido patronímico de Ptolomeo).

Ptolomeo I

Ptolomeo I A partir de 322 tuvieron lugar las llamadas Guerras de los diádocos (322–320 a. C.; 319–315 a. C.; 314–311 a. C. y 308–301 a. C.), un elemento fundamental de la política exterior que Ptolomeo hubo de afrontar desde su llegada al gobierno de Egipto. Fue el más prudente de los diádocos, y comprendió enseguida, al contrario que sus rivales, que hacerse con todo el Imperio era imposible, y se concentró en consolidar y asegurar los territorios que ya tenía bajo su mando como gobernador, y luego en reforzar su defensa tomando el control de áreas adyacentes por las que se pudiera acceder a ellos. Objetivos que consiguió finalmente. En 322 rechazó una invasión de Pérdicas. Derrotó a Antígono el tuerto, primero en Gaza (312) y finalmente en Ipso (301 a. C.), batalla esta que puso fin a las Guerras de los Diádocos. Hacia el final de su reinado controlaba Chipre y Cirene, tenía numerosos intereses e influencias en el Egeo, y disputaba Palestina a sus rivales.
Ptolomeo se proclamó faraón en 305 a. C. y como tal heredó la condición de divinidad que tenía Alejandro. Aun siendo reyes de los egipcios, él y sus sucesores necesitaron de los griegos para la administración y el ejército. Por otra parte se mantuvieron las tradicionales costumbres religiosas egipcias, de gran importancia social. Las culturas helénica y egipcia conservaron sus características y zonas de predominio propias, pero a la vez se influyeron mutuamente.

El monarca dotó a Alejandría de un régimen político autonómico, mandó edificar en ella la Biblioteca y se inició la construcción de su Faro. La ciudad se pobló con un gran número de habitantes venidos de Judea y de griegos de diversos puntos de la Hélade.
En el resto de Egipto, Ptolomeo se sirvió de la ya existente y bien organizada red burocrática egipcia, añadiéndole ciertas mejoras (como los censos en nomos y poblaciones) para aumentar la producción, con el fin de maximizar la explotación económica.


Las batallas de egipto




Batalla de Qadesh (1299 a. C.)

Durante la segunda mitad del siglo XIV a. C., los hititas mantuvieron continuos conflictos con Egipto. Estos dos grandes poderes lucharon para controlar Siria hasta la batalla de Qadesh (1299) entre el rey hitita Muwatalli (que reinó hacia 1315-1296 a. C.) y el faraón egipcio Ramsés II. Aunque Ramsés obtuvo una gran victoria, los hititas continuaron manteniendo sus posesiones en Siria. El rey hitita Hatusili III (que reinó hacia 1289-1265 a. C.) firmó un tratado de paz con Ramsés años después y lo selló dándole a su hija en matrimonio. Posteriormente, las relaciones entre hititas y egipcios siguieron siendo amistosas, hasta que el Imperio hitita cayó poco después del 1200 a. C. en manos de los invasores denominados pueblos del mar.

La Batalla de Qadesh, librada a finales de mayo del año 1274 a. C, fue un combate de infantería y carros en la que se enfrentaron las fuerzas egipcias del faraón Ramsés II y las hititas de Muwatallis. La batalla ocurrió en las inmediaciones de la ciudad de Qadesh, en lo que hoy es territorio sirio, y, tras haber comenzado con ventaja para sus enemigos, se saldó con un gran éxito egipcio, aunque con numerosas pérdidas. A nivel estratégico supuso un empate técnico con, incluso, notables ventajas geoestratégicas para el bando hitita; puede argumentarse que resultaron ganadores si se tiene en cuenta que la batalla supuso el fin de la campaña de invasión de Ramsés II sobre el Imperio Hitita.

Qadesh tiene la característica de ser la primera batalla documentada en fuentes antiguas, lo que la convierte en objeto de estudio minucioso por parte de todos los aficionados e investigadores de la ciencia militar, analistas, historiadores, egiptólogos y militares de todo el mundo. También es la primera que generó un tratado de paz documentado. Además, Qadesh tiene la importancia adicional de ser la última gran batalla de la historia librada en su totalidad con tecnología de la Edad del Bronce.


El Tratado de Qadesh

El documento que formalizó la tregua entre Egipto y el Imperio Hitita, conocido como Tratado de Qadesh, es el primer texto de la historia que documenta un tratado de paz. Fue copiado en numerosos ejemplares escritos en caldeo babilonio (lengua franca de la diplomacia de la época) sobre preciosas hojas de plata. Varios ejemplares se han encontrado en Hattusas, capital hitita, mientras que otras copias se hallaron en Egipto.

Otros ejemplares escritos sobre materiales más viles, conteniendo el mismo texto, también han llegado hasta nosotros, como por ejemplo el conjunto de tablas de arcilla conservado en el Museo de Arqueología de Estambul, correspondiente a la versión hitita del tratado.

Nefertiti


Reina de Egipto por su matrimonio con el faraón Akenatón (Amenofis IV). Parece que ejerció una gran influencia sobre el rey, contribuyendo a la revolución política, religiosa, económica y cultural que éste desató al sustituir el politeísmo tradicional egipcio por un culto de tendencia monoteísta al dios solar Atón.


Hacia el 1368 a. C. se separó del rey, probablemente por el mayor celo de Nefertiti hacia la nueva religión; se retiró con sus hijas y su yerno Tutankatón (el futuro faraón Tutankamón) a vivir al castillo de Atón, situado al norte de la nueva capital egipcia, Aketatón (Tell-el-Amarna).
Por lo demás, poco se sabe de Nefertiti, salvo que debió de ser una mujer de extraordinaria belleza, a juzgar por las referencias escritas (su nombre significa «la bella ha venido») y por los retratos realizados con el realismo propio del arte de aquel periodo excepcional (sobre todo el busto policromado del Museo de Berlín).
Tras la muerte de su marido en el año 1362 a. C., Nefertiti continuó fiel al culto de Atón, en medio de la reacción conservadora que, en poco tiempo, condujo a la restauración de la religión tradicional y del poder de la casta de los sacerdotes de Amón.

La desaparición de la reina nefertiti

Tras el decimocuarto año del reinado de Akenatón, hacia 1336 a. C., se pierde la pista de Nefertiti. Desaparece por completo de los escritos de los papiros y de los grabados. Algunas hipótesis hablan de una muerte violenta tras la cual su marido habría prohibido que se mencionara su nombre; otros creen que pudo adoptar algún comportamiento que desagradó a los egipcios y que hicieron perder a la reina casi toda su influencia y prestigio e incluso una especie de divorcio. La auténtica razón es difícil de determinar.
La desaparición de Nefertiti coincide con un cúmulo de hechos que sacudieron la familia real entera: la desaparición de la otra esposa de Akenatón, Kiya, el ascenso de la princesa Meritatón a gran esposa real y la aparición de la fantasmal figura de Semenejkara, el nuevo corregente del faraón. Muchos han querido ver en todo esto el último ascenso de Nefertiti en el poder, pasando de reina-faraón a un faraón masculino. Se suprimiría la posible competencia de Kiya (quien caería en desgracia por causas desconocidas) y dado que todo rey necesita una gran esposa real, ¿quién mejor que Meritatón para sustituir a su madre, ahora rey?
Al morir Ajenatón hubo un breve reinado de Semenejkara en solitario, pero fue pronto sucedido por Tutanjatón, más conocido bajo el nombre de Tutankamon, quizás el hijo de Ajenatón y la desdichada Kiya. Se casó con la tercera hija de Nefertiti, Anjesenpaatón. La real pareja debía ser relativamente joven. Algunas teorías sostienen que Nefertiti, que aún vivía, aunque ya privada de la corona, habría influido sobre ellos. Si la teoría fuera cierta, esta influencia, y probablemente su propia vida, acabó en el tercer año del reinado del faraón Tutankamón, hacia 1331 a. C. Ese año fue en el que el faraón renegó del culto “monoteísta” de su padre, manifestándose partidario del culto de Amón. A la vez, la familia real dejó la ciudad de Amarna y restituyó la capital en Tebas.

De la muerte de Nefertiti nada sabemos. ¿Cuándo ocurrió? ¿En el año 14 de Ajenatón, cuando Semenejkara sustituye a Neferneferuatón? ¿Unos meses después de la muerte de su marido? ¿O ya en el reinado de Tutankamón, olvidada por todos? A todo este embrollo se suma la aparición de Dahamunzu, la reina traidora, que posiblemente fuera una desesperada Nefertiti-Semenejkara que veía tambalear su trono y no se le ocurrió más que pedir ayuda a los tradicionales enemigos de los egipcios, los hititas.

Las diversas identificaciones entre Taduhepa, Nefertiti, Semenejkara y Kiya demuestran la ausencia de informaciones sobre sus respectivas vidas, y sólo nuevos hallazgos arqueológicos podrían precisar el papel de estos personajes históricos y la súbita desaparición de Nefertiti. 

La momia de nefertiti

Nunca se ha hallado la momia de Nefertiti, lo que hizo que su búsqueda fuera objeto de todo tipo de especulaciones. El 9 de junio de 2003, Joann Fletcher, especialista en el análisis capilar de la University of York en el Reino Unido, anunció que se había encontrado la momia de Nefertiti en la tumba KV35 del Valle de los Reyes, en Egipto. Esta momia llevaba ya cien años descubierta, pero estaba sin identificar.

La momia hallada estaba en un estado que hace suponer que fue saqueada poco después de la muerte. La técnica utilizada para la momificación sugiere la época de la XVIII Dinastía, y la posición del cuerpo indicaría la realeza del personaje.
El 12 de junio del mismo año, Zahi Hawass, director del Egypt's Supreme Council for Antiquities (Consejo Superior de las antigüedades de Egipto), adelantó la falta de pruebas que sostuvieran esta hipótesis y desmintió públicamente que esa momia fuera la de Nefertiti.
En el año 2004 se emitió un programa de Discovery Channel donde Joann Fletcher sostenía que la momia hallada era realmente Nefertiti. El equipo de Fletcher trasladó todo tipo de aparatos para confirmar su teoría a la tumba KV35. A pesar de que Joann Fletcher deseaba demostrar al mundo que la momia descubierta era en realidad la hermosa reina egipcia, lo que consiguió fue abrir un portal a una serie de controversias y teorías que no se sostenían con pruebas. Esta momia estaba con dos momias más, la que se cree era la madre de Akenatón, la princesa Tyi, y el que pudiera ser un hermano menor del faraón. Para mostrar que la momia correspondía a Nefertiti, se hizo un estudio por ordenador del cráneo ideando cómo sería el rostro de dicha momia, de un parecido extraordinario con el busto de Nefertiti custodiado en el Neues Museum de Berlín.


Zahi Hawass nunca ha compartido la teoría de Joann Fletcher y, de hecho, le ha prohibido la entrada a Egipto para realizar trabajos arqueológicos.





jueves, 12 de septiembre de 2013

Los Faraones de Egipto

La historia de Egipto ha dejado a la humanidad innumerables aportes, muchos de ellos descubiertos por la arqueología, papiros, construcciones, entre otros. Estos elementos nos han mostrado la grandeza e influencia de los faraones, que eran las personalidades más importantes de la época.

Los faraones en Egipto han durado casi 3 mil años. Donde 30 dinastías tuvieron el poder en su época. Veamos algunos de los más importantes faraones egipcios:

Narmer (Menes): Primer faraón del antiguo Egipto que gobernó hacia el año 3050 a. C. Bajo su gobierno se unificó los territorios egipcios.



Amenofis III: Fue un importante faraón que gobernó de c. 1390/1 a 1353/2 a. C. Su reinado es considerado como el más próspero de toda la historia de egipcia.


Ramsés II: Gobernó 66 años, del 1279 al 1213 a. C. Es uno de los faraones más conocidos debido a las muestras arqueológicas que existen de su reinado.


Tutankamon: Faraón que restableció el poder de los sacerdotes de Amón. Murió a los 18 años cuando tenía seis años de gobierno. Su tumba es la única encontrada intacta en el Valle de los reyes.


Cleopatra VII: Heredó el trono a los 18 años junto con su hermano Ptolomeo XIII, de tan sólo doce años. Gobernó del año 51 al 30 a. C. Murió al hacerse morder por áspid, cuando Octavio Augusto decidió llevarla a Roma como botín de guerra.




Le Esfinge del Gizeh

La esfinge de Gizeh podría tener más de 11.000 años de antigüedad.

El arqueólogo R. A. Schwaller de Lubicz, y su hija Lucy de Lubicz, observaron un tremendo desgaste en la esfinge, con patrones de deterioro totalmente diferentes a otros edificios egipcios. Mientras estos últimos tienen patrones de desgaste por la arena y el viento, la esfinge parece haber sufrido desgaste por agua. Al exponer su teoría, los otros arqueólogos se opusieron a este argumento.

Posteriormente, John Anthony West, guía en Egipto y autor de "Serpent in the Sky" quiso comprobar la teoría de R. A. Schwaller de Lubicz, y ratificó nuevamente dicha teoría sobre el desgaste. Nuevamente, se topó con la resistencia de los arqueólogos.


John Anthony West se trajo a un geólogo americano, Robert Snoch, que hizo un análisis en su ordenador y que confimó que la esfinge sí tiene patrones de desgaste por agua equivalente a 1.000 años de continua lluvia diaria.


Sabiendo que el desierto existe desde hace 7.000 años como mínimo, y que seguramente no ha llovido diariamente durante 1.000 años seguidos, sino que debe haber habido intervalos  podemos calcular que como mínimo tiene 8.000 años de antigüedad, y seguramente entre 10.000 y 15.000 años. Esto es lo que provoca la oposición de los arqueólogos ortodoxos, porque da que pensar sobre quién la construyó y sobre una civilización avanzada anterior a la nuestra




Esto genera un nuevo conflicto: la primera civilización conocida fueron los sumerios, datados hace 5.800 años (3.800 años a.C.). Por tanto, antes de ellos, se supone que sólo éramos gente bárabara y peluda. Se construyó antes de los faraones, en tiempo del Neolítico. 

¿Quién hizo entonces la esfinge?

Los egipcios fueron herederos de una cultura mucho más antigua. La Esfinge de Gizeh parece estar preparada para recibir al sol de hace 12.500 años (10.500 años antes de Cristo), en la constelación de Leo (precisamente su forma).

Los egipcios tan sólo fueron los herederos de una cultura mucho más antigua. Parece ser que la cabeza de la esfinge no era la actual, sino que era inicialmente mucho mayor pero se desgastó por las lluvias que la erosionaron, y Kefrén la rehizo, pero más pequeña. Por eso se ve desproporcionada con el cuerpo.

Detalles interesantes sobre la esfinge de Gizeh
  • Es de caliza
  • Es la escultura más grande de la antigüedad
  • La creencia más habitual es que la esfinge se construyó en el 2500 a.C
  • La creencia más habitual es que la construyeron los faraones de la IV Dinastía
  • En teoría fue construída por Kefrén
  • Durante muchos años ha estado enterrada hasta el cuello en la arena del desierto.

La Gran Esfinge que domina la meseta de Gizeh, la más importante de las necrópolis de los faraones de la dinastía IV (2613-2494 a.C.), no ha dejado nunca de alimentar la imaginación de los viajeros y arqueólogos que se han acercado hasta ella. Entre los muchos misterios que la rodean está el del nombre de su constructor. Según la historiografía tradicional, la esfinge fue construida por el faraón Kefrén junto a la vía que daba acceso a su templo funerario y cerca también de su pirámide. Pero la opinión de un grupo de arqueólogos británicos y franceses que ha estado estudiándola durante veinte años es otra.
Dirigido por Vassil Dobrev, académico del Instituto Arqueológico Francés de El Cairo, este equipo ha llegado a la conclusión de que la Gran Esfinge fue levantada a iniciativa de un faraón hoy olvidado, al que algunos investigadores incluso acusan de usurpador. Se trata de Didufri, hijo de Keops y hermanastro y antecesor en el trono de Kefrén. Según los estudios realizados, Didufri habría construido el monumento en honor a su padre, a quien identificó como el dios del sol Re. Didufri fue el primer faraón en incluir el símbolo de Re en el cartucho que representa su nombre, lo que incide en la importancia concedida al culto solar.

En apoyo de su hipótesis, Dobrev arguye también que todas las representaciones conocidas de Kefrén lo muestran con barba, mientras que la esfinge carece de ella. Es más, los fragmentos de una barba gigante de piedra hallados bajo el monumento y hoy expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo han resultado ser un añadido posterior. Ahora el misterio reside en la razón -que llevó a Didufri a construir su propia pirámide lejos de Gizeh, al norte de ese lugar, en Abu Rawash.



Como sabemos, el año se divide en doce signos zodiacales, que corresponden a otras tantas constelaciones. Tres signos corresponden al equinoccio de primavera: Aries, Tauro y Géminis; los siguientes al solsticio de verano: Cáncer, Leo y Virgo; vienen a continuación los del equinoccio de otoño: Libra, Escorpio y Sagitario; y pertenecen los últimos al solsticio de invierno: Capricornio, Acuario y Piscis. La posición relativa de las constelaciones varía muy lentamente con respecto a un punto fijo de observación de la Tierra, debido a cierto movimiento de balanceo de nuestro planeta en su órbita solar. A causa de ese balanceo, nuestra posición con relación a las constelaciones cambia cada 72 años el equivalente de un grado de arco. Se necesitan casi 26.000 años para dar la vuelta a las constelaciones y regresar al punto de partida. Este curioso fenómeno, llamado precesión de los equinoccios, era ya conocido en la antigüedad, donde le concedían gran importancia. A cada periodo de 2.160 años le daban el nombre de Era, y así ha seguido hasta nuestros días. La era cristiana ha transcurrido bajo el signo de Piscis y nos dirigimos hacia la de Acuario. Antes de Piscis, tuvimos la era de Aries, caracterizada por el cordero pascual del pueblo judío. Antes dominó la era de Tauro, identificada con el buey Apis de los egipcios.





Esta sucesión de eras podría determinar la fecha en que fue construida la Esfinge. Lo que se inició con Virgo, o sea una cabeza de virgen, se concluiría con Leo. En base a este planteamiento se considera que la construcción de la Esfinge tuvo lugar entre las eras de Virgo y Leo. Si multiplicamos por 2.160 el número de eras desde la actual hasta la de Virgo, obtenemos una fecha aproximada: el año 10.000 a.c. Fue en aquellos tiempos en que algún pueblo de la antigüedad comenzó a levantar el enigmático monumento. Pero, ¿puede ser tan antiguo este monumento? Constelaciones del zodiaco  formada por los doce signos del zodiaco  dan lugar a los equinoccios de primavera y otoño y a los solsticios de verano e invierno. Cuando en el 590 a. c. el legislador Solón, uno de los siete sabios de Grecia, visitó la ciudad egipcia de Saís, los sacerdotes le hablaron sobre un continente que se hundió en el océano unos nueve mil años antes. Al sumar estos 9000 a los 590 de la visita del sabio griego resulta la fecha de 9590 a.c., que se asemeja de manera sorprendente a la determinada por el cálculo de las eras zodiacales. 

jueves, 5 de septiembre de 2013

Las pirámides de Egipto

A pesar de que las pirámides no son típicas egipcias -los mayas y los aztecas también tenían las propias-, sí son quienes sentaron los precedentes sobre este tipo de construcción. Muchos se preguntan cómo se construyeron las pirámides de Egipto: grandes monumentos que parece increíble que se puedan hacer en la época en que se construyeron.
Construcción de las pirámides de Egipto

Mucho se ha teorizado sobre cómo se construyeron las pirámides de Giza, con teorías que van desde los esclavos hasta los extraterrestres. Muchos coincidieron en que los egipcios tenían un tipo de tecnología que luego se perdió. Sin embargo, a pesar de que la construcción era complicada, no era tan colosal como nos imaginamos.

Entre 20 mil y 30 mil trabajadores y 23 años se tardó en construir la más grande, teniendo en cuenta que Notre Dame se hizo en 200 años, tampoco parece tanto tiempo. Apenas un hombre se convertía en faraón, creaba un comité para hacer su pirámide, en el que había un capataz, un ingeniero y un arquitecto.

Sin embargo, la idea de los esclavos maltratados y que trabajaban hasta morir, sin ningún derecho, puede estar un tanto errada. Todos los campesinos que eran “contratados” para trabajar en las pirámides estaban libres de impuestos y se los llevaron a ciudades pirámide en las que tenían alojamiento, alimentos y ropa. Solían trabajar en “turnos” de tres meses, se les pagaba y comían carne con regularidad. La primer ciudad construida, se nota que fue creciendo gradualmente a medida que aumentaban las necesidades. La segunda, por su parte, se construyó de forma racional para albergar a todos los trabajadores.
¿Por qué los egipcios construyeron pirámides como tumbas? Probablemente porque esa forma es muy distintiva de la religión solar de los faraones, en el que Ra -dios del Sol- era el padre de todos los faraones y se había creado a sí mismo de un montículo en forma de pirámide en la Tierra. Esa pirámide simboliza los rayos del sol.

Esta forma piramidal comenzó a usarse después del año 2700 a.C., y su auge duró hasta el año 1700 a.C. La primer pirámide la construyó el rey Djoser durante la tercera dinastía de Egipto, su arquitecto era Imohtep. Sin embargo, las pirámides más conocidas son las de Giza.
La pirámides se solían colocar en el lado occidental del Nilo, porque el alma del faraón se tenía que encontrar con con el disco solar antes de su descenso. El núcleo de la estructura es una piedra caliza, mientras que la parte exterior tiene esta piedra de una calidad superior, para que tenga un brillo blanco. El toque final es de granito o basalto con oro o plata.

El material con que están construidas las pirámides de Egipto es la piedra, que se extraía de las canteras mediante el uso de cinceles y vigas. Obtenían así grandes bloques de piedra que eran luego transportados hacia el Giza. En la imagen que aparece debajo se ve una pintura que representa el trabajo en las canteras, cincelando los bloques.


Siempre surge al hablar de la construcción de las pirámides el interrogante de cómo transportaron semejantes bloques de piedra desde las canteras hasta ellas. Es sabido que al construirlas –durante el Reino Antiguo- la rueda no era conocida en Egipto. La técnica que utilizaron fue el transporte con trineos de madera. Sobre ellos se ubicaban los bloques de piedra o las estatuas. Luego el suelo era mojado, de forma que se deslizaran más fácilmente los trineos.


También hay indicios de que fueron transportadas las piedras para la construcción de las pirámides en barcas. Navegando el Río Nilo podían unir las lejanas canteras del sur de Egipto con la meseta de Giza.




Examen